...la inmigración?

      En vista del bombardeo de noticias sobre inmigración en periódicos tales como El País o ABC,  he decidido alterar ligeramente la línea temática de este blog, que últimamente estaba tomando una perspectiva un tanto política, y llevarla más bien al ámbito social. Ya sea de forma legal o ilegal y, se mire por donde se mire, la inmigración es un tema delicado. Esto no solo radica en el hecho de que influya notablemente en la economía de un país, sino también en que, cuando hablamos de inmigración, hablamos de cientos de miles de vidas.



        El artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos indica que “Toda persona tiene derecho a circular libremente y elegir su residencia en el territorio de un Estado”, al igual que “Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y regresar a su país”. Este marco defensor de una convivencia social dotada de intercambios de valores culturales en los distintos ámbitos de la vida tiende a ser desestimado dado que, en numerosas ocasiones, los inmigrantes son objeto de discriminación y rechazo. Sin embargo, la oportunidad de migrar que ofrece la ONU, centrándonos especialmente en el flujo migratorio hacia España, resulta necesaria y beneficiosa.


        Por un lado, los inmigrantes son consumidores de bienes y servicios que aumentan la demanda e influyen sustancialmente en el crecimiento económico. De hecho, según un informe de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno de España elaborado en 2006, los inmigrantes fueron responsables directos de la mitad del crecimiento del PIB español entre los años 2000 y 2005, con un crecimiento medio anual de un 3.6%. Además, un informe de Caixa Catalunya demuestra que durante el periodo entre los años 1996 y 2005 España creció en torno a un 2.6% anual a causa de la inmigración. De acuerdo con dicho estudio, el PIB español hubiera retrocedido en un 0.6% sin la aportación de los inmigrantes.

          Por otro lado, nos encontramos con las implicaciones morales de la inmigración. Ante la posibilidad estipulada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de elegir a dónde viajar o dónde residir, consideramos injusta la negación de este derecho a ciertas personas debido a su color de piel o país de origen. Esta acción discriminatoria debe aún ser resuelta; no podemos tolerar el racismo y la xenofobia, y mucho menos evitar que las personas pertenecientes a los grupos afectadas se desplacen a otros lugares, porque, como hemos podido comprobar, la inmigración ocurre de una forma u otra.


          Está en nuestras manos educar a las nuevas generaciones en base a la igualdad de derechos y libertades, así como detener las políticas retrógradas. Siempre ha existido la inmigración, y seguirá contribuyendo a la diversidad cultural y al desarrollo socioeconómico de los Estados.

Comentarios

  1. Concuerdo contigo. La globalización es una realidad que no podemos frenar y que irá a más con el tiempo, cada vez contaremos con sociedades menos diferenciadas y más diversas. Esperemos en el futuro (imprescindible la educación), lograr erradicar el racismo y la xenofobia.

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  2. No he podido evitar buscar en la página oficial de las Naciones Unidas, en donde tienen publicada la declaración de los Derechos Humanos. En el artículo 13.1 se declara que "Toda persona tiene derecho a la libertad de circulación y residencia dentro de las fronteras de cada estado.". Es casi igual que lo que tú has escrito, con un ligero matiz. El derecho a la libertad de circulación y residencia se entiende que es dentro de cada estado, y por sus ciudadanos, aunque esto último no lo dice explícitamente. Lo mismo que el 13.2, que permite la salida del país de nacionalidad, pero no dice que se tenga derecho a entrar en otro país que no sea el propio.

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